Maldita Roma by Santiago Posteguillo

Maldita Roma by Santiago Posteguillo

autor:Santiago Posteguillo [Santiago Posteguillo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Literatura sobre Roma
ISBN: 9788466671798
editor: papyrefb2tdk6czd.onion
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


LXVI El tribunal de Catón: la quaestio de sicariis

Roma, 64 a. C.

Catón no entró en política.

Irrumpió.

En el foro se hablaba de muchas cosas. Se hablaba de la posible anexión de Egipto por Roma, pero Tolomeo XII ya sobornaba al censor Catulo y otros optimates, y se oponían a este movimiento geoestratégico. Y se hablaba también del enfrentamiento constante entre el otro censor, Craso, y el propio Catulo, pues el primero quiso ampliar la ciudadanía romana a los habitantes de la Galia Cisalpina, provincia romana, con el apoyo entre otros de César, pero Catulo se opuso. El choque entre ambos censores alcanzó tal virulencia que fueron incapaces de llegar a ningún tipo de consenso, ni siquiera sacaron adelante el nuevo censo. En lo único en lo que se pusieron de acuerdo fue en dimitir los dos.

Sin embargo, la irrupción de Catón en el Senado introdujo un nuevo debate político que pronto hizo olvidar el enfrentamiento entre los censores de aquel año y dejó en un segundo plano la cuestión de si intervenir o no en el remoto Egipto.

Catón se había alineado con los optimates desde el principio, pero quería dotar a la facción en particular, y al Senado en su conjunto, de un mayor nivel de moralidad del que habían hecho gala sus predecesores. Por eso, pese a estimar necesaria la conflagración civil de Sila contra Mario para mantener las jerarquías y el orden social en Roma, se posicionó sin ambages en contra de los excesos cometidos por los vencedores del conflicto que utilizaron la victoria de Sila para luego enriquecerse vilmente asesinando a líderes populares derrotados, o acusando de haber sido líderes populares a aquellos que les interesaba, para, tras su ejecución, apropiarse de su dinero, sus tierras y todas sus posesiones en las tristemente famosas proscripciones que se dieron durante el régimen dictatorial de Sila.

Contra estos hombres sin escrúpulos, Catón arremetió de pleno. Era una cuestión moral pendiente de resolver y él estaba decidido a resolverla por completo.

Para ello, creó un nuevo tribunal, la quaestio de sicariis, sobre los asesinos, para forzar a que estas personas pagaran por sus crímenes de un modo u otro. Decidió darles en donde más podía dolerles: en el bolsillo. Propuso que se juzgara a todos aquellos que asesinaron o promovieron el asesinato de alguien inocente sólo para apropiarse de sus bienes, y llevó al Senado una ley que multaba a cada uno de los sentenciados por estos delitos a abonar a las arcas de Roma cuarenta y ocho mil sestercios por asesinato. En una ciudad donde la vida humana era un bien no demasiado valioso, aquellas multas eran una pena dolorosa para muchos que se sabían culpables.

Pero Catón se encontró con un problema inesperado: eran tantos los que habían asesinado a gente por dinero en aquellos años, que andaba escaso de jueces para poner en marcha tantos juicios como quería abrir.

Los pretores no podían asumir el trabajo extraordinario.

Catón recurrió entonces a los ediles de aquel año. Pero tampoco fue suficiente.

Necesitaba algunos jueces más. Añadió entonces a pretores de años anteriores.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.